Contradicciones y Dificultades.
Gloria Cuenca.
Estos días de angustia que nos toca
padecer, conducen a situaciones que en oportunidades, logran hacernos perder la
perspectiva y la capacidad de reflexión. Como adultos responsables no podemos
permitir que la crisis que vivimos nos “arrolle”, tal como ocurrió, al desafortunado joven en Carúpano,
Estado Sucre. (Q.E.P.D.) Hay que tener olfato político y ser capaz de observar
con serenidad lo que ocurre. Efectivamente, estamos al borde de la
desesperación y la desesperanza. Por lo contrario, en mi opinión, al fin,
estamos en una situación, que pese a las contradicciones que se observan, entre
los líderes y dirigentes de la oposición -normales y previstas- la agenda política ha pasado a ser impuesta
por una juventud extraordinaria que ha decidido hacer suya esta enorme
responsabilidad de liberar a Venezuela del oprobio al que ha sido sometida. Los
jóvenes con su valentía y arrojo han procedido a trazar una ruta. Ahora deben
los líderes- y todo el resto del país democrático- incorporarse a esa tarea,
ayudarlos, apoyarlos, comprenderlos, aceptar su inmensa variedad y riqueza
espiritual. Es necesario además, saber que las cosas no ocurren de un día para
otro, sino que todo tiene su tiempo. Cuando
se dice que, “el Tiempo de Dios es perfecto”, parece un lugar común, pero, es
así. El impacto logrado internacionalmente por el movimiento juvenil, por la
injusta prisión de Leopoldo López y los demás jóvenes estudiantes que de manera
arbitraria y sin respetar sus más elementales derechos, han sido torturados,
vejados y hechos prisioneros, sin ajustarse al debido proceso, han sido
fundamentales. Finalmente, el planeta ha entendido, cuál es la situación por la
que atraviesa nuestro país. ¿Qué clase de “revolución” es esta que manda a los
estudiantes presos por protestar contra el desastre que hay en el país?
¿Quiénes son los dirigentes del oficialismo que no entienden para nada la
protesta de los jóvenes? Como si fuera poco, los encarcelan, torturan, aíslan,
y vuelven a épocas que creíamos
desaparecidas. Peor aún, se sienten alegres por la situación que se vive, y deciden,
celebrar el carnaval. La ignorancia, la
falta de reflexión, la ausencia de valores y la inconsciencia, acompañada de la
inconsistencia, hace que se declaren fervientes seguidores del carnaval. Una de
las primeras medidas de la dictadura castrista fue eliminar los carnavales en
Cuba, considerada una celebración “burguesa y decadente,” entre los revolucionarios. No puede sorprendernos, que el presidente, a quien se observa
angustiado y perdido, pues no sabe cómo acabar con las protestas, recurra a
ideas estrambóticas, tal como esa de bailar y reanimar el carnaval. Así,
haciendo uso de la fórmula maquiavélica: “el fin justifica los medios”. Pasa
por encima de contradicciones y obstáculos, para buscar la solución a la
rebelión juvenil. Demuestra con su accionar un total desconocimiento de lo que
son los jóvenes estudiantes. No es
extraño, su paso por la vida de estudiantes, fue efímero. Su aprendizaje
ocurrió en La Habana: interesaba la
politiquería, el autoritarismo y toda la propaganda posible ¡Dios nos libre!
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