Libertad
y Comunismo.
Gloria Cuenca.
Días complicados. No impiden, sino
estimulan la reflexión.
Sorprendente, hay quien cree en las mentiras de la utopía
comunista. Se por experiencia, no es fácil librarse de cuentos fantasiosos y de
la estudiada propaganda, manejada por la “infernal maquinaria de los países
comunistas”. Muchas personas, algunas inteligentes- ¿ no lo cree, también
preparadas? recurren a trucos mentales, por decirlo de alguna manera,para intenatar
explicar lo que ocurre. Es decir el desastre inocultable, sin salirse de la revolución.
Momento importante cuando los comunistas teóricos “tocan tierra” es decir ven
de cerca la realidad y se dan cuenta de que han vivido un cuento chino a lo
largo de muchos años. Varias reacciones probables: 1.Los sensatos e
inteligentes, dicen: “Ah, esto nos es lo que creía, me quedo con la
democracia”. 2.Los obsecados, no aceptan lo que ven. Peor que Tomás, el
apostol:”Ver para creer”. Ven el desastre, no lo aceptan: pero empiezan las
racionalizaciones: “Está mal aplicado el modelo”, “Los dirigentes no están a la
altura de la propuesta”, “no han comprendido, ni aprendido la verdad del
comunismo” y la excusa más fácil: “el
imperio no permite que se desarrolle el socialismo del siglo XXI” 3. El sector
que se queda callado, aun cuando ve que es un fracaso, pero piensa que los principios son intocables.Por lo tanto,
para no traicionarlos sufre en silencio,
como martir, pues no entiende que pasa. Algún día, desesperado-a, decide no
pensar, sino trabajar y duramente, para al menos tener la conciencia tranquila.
¡Ah, del pobre ser humano en esta última condición! Probablemente el más
sufrido de todos y, tal vez, el más engañado. ¿Cómo ocurrió que el comunismo se
ensañara en contra de la libertad del humano en general y de manera obsesiva y cruel se opusiera a la
libertad del hombre para expresarse, opinar e informarse? ¿En que momento de la
historia del ser humano, pleno siglo XX, Stalin y sus secuaces concibieron
posible un mundo sin libertad? Da
trabajo aceptar esto. Aspiro en éste espacio, repetir dos aspectos
fundamentales.El primero, referido a los principios. Los principios marxistas
no son tales. Lo he dicho muchas veces, no hay principios. Habrá-tal vez-cuando
triunfe el comunismo (¿!) entre tanto, existen creencias. Las creencias, como
lo indica su nombre no tienen la cualidad de servir de normas éticas.
Simplemente, se cree en algo o no. Hasta allí es la Fe, la encargada de
soportar las creencias del individuo. ¿Semejanza con alguna religión? No es
casual, se trata de lo mismo. A pesar de que los marxistas quieran aparentar
que no se trata de una religión, sino de una ciencia. Lo siguiente es que
deberemos estudiar, nuevamente a Napoleón Bonaparte. Inspiró al Libertador
Simón Bolívar para que entendiera la trascendencia de la prensa. “Preferible
enfrentar a un ejército, que a 40 periódicos en contra”(Napoleón dixit) Simón
Bolívar creó el “Correo del Orinoco” para la libertad y la Independencia venezolana. Mientras Lenín
organizó, “Pradva” (La verdad) e “Iskria” (La chispa) para nuclear a los
militantes del Partido Comunista Ruso y transformarlos, a los periódicos, en impresos de propaganda.
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